Obradoiro Dixital / Revista de Arquitectura / Outubro 2018 / Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia

Escola infantil

Finalista COAG XV
Equipamento

Campus de Ourense
abalo alonso arquitectos

Texto

Es posible que las cabañas entre los árboles hayan estado en el origen del proyecto. Puede que nuestros hórreos también. Añoramos esos momentos de juegos infantiles. La propia configuración del terreno nos acompaña; en medio del parque, aislados, entre árboles, terreno en pendiente…

El campus universitario de Ourense, al noreste de la ciudad, se encuentra dividido en dos partes por una avenida de seis carriles con alta intensidad de tráfico. La zona más urbana ocupa unas antiguas instalaciones militares reutilizadas como en tantos otros campus españoles. Al otro lado la situación es más de parque urbano. Un proyecto de Mangado, parcialmente ejecutado, incide en este planteamiento; incluso con el soterramiento del vial para favorecer la integración entre ambos campus y de estos con la ciudad, un aumento significativo de la vegetación y un dibujo más orgánico de los recorridos. La pieza que nos ocupa es uno de los edificios previstos en el nuevo plan, y por ahora el único completado. Se añade a los ya existentes en esta zona. La facultad de derecho y económicas, el mayor de todos ellos, con seis plantas y una impronta imponente. La biblioteca central, de Acxt. Las piscinas cubiertas, del propio Mangado y un centro estudiantil y administrativo de Manuel Gallego, todavía en fase de proyecto.

La guardería se plantea en una sola planta por razones de uso y accesibilidad. El acceso en el encuentro con el punto más alto del terreno, a modo de puente levadizo, pero fijo. Zaguán habilitado para dejar los carritos y cortavientos nos introducen en el edificio, que se organiza en cinco franjas funcionales paralelas. Una sala de usos varios reparte juego; hacia el norte, los espacios servidores, con acceso independiente; despacho, vestuario de personal, cocina y sala de instalaciones. Un primer filtro con roperos y aseos, aulas, y balcón-zona de juegos hacia el sur, dominando el campus universitario. Los cerramientos flexibles entre las aulas permiten diferentes posiciones, desde la total independencia entre ellas a la posibilidad de una sala conjunta. Los quiebros en planta, añadidos a los reflejos de algunos espejos y vidrios, y la utilización de materiales similares en el interior y exterior favorecen la sensación de amplitud, a pesar del ajustado tamaño del inmueble.

Cuatro pantallas de hormigón abujardado soportan el edificio. Llevan embebidas las instalaciones de abastecimiento de agua, pluviales, saneamiento, electricidad, telecomunicaciones y geotermia, tan significativa esta última en la ciudad de las Burgas. Dos losas horizontales, también de hormigón, resuelven suelo y techo. Se aprovechan los necesarios refuerzos estructurales para generar juegos volumétricos en las partes vistas, recuerdo de los soportes (tornarratos) de los hórreos gallegos. Así, las zonas de encuentro con las pantallas tienen mayor espesor, 60cm; 40cm la losa central y 20cm los vuelos perimetrales. Economía estructural traducida en formalización arquitectónica con reminiscencias autóctonas. La posición relativa del edificio genera en sección un espacio inferior abierto, de altura suficiente, susceptible de ser utilizado tanto en tiempo de lluvias como, sobre todo, en el habitualmente caluroso verano local.

El cerramiento de fachada es de bloques de arcilla aligerada de 19cm de espesor. El aislamiento se coloca por el interior, continuo, incluyendo suelo y techos. De esta forma se evitan puentes térmicos. Se remata con trasdosado de cartón yeso en los paramentos verticales, recrecido de mortero y linóleo en los suelos y falso techo acústico de virutas de madera pintado en el falso techo. La cubierta se refuerza con otra capa de aislamiento, esta vez por encima de la losa, con una solución constructiva más habitual. Y se remata con lascas de pizarra negra entre cintas que reproducen las quebradas divisiones interiores

Se revoca el exterior con mortero hidrófugo pintado de verde oscuro. Una celosía de madera de cedro tratada con una mano de lasur, también verde, envuelve toda la pieza. Potencia la abstracción de la pieza al actuar como un velo que unifica su imagen. Matiza tanto las partes ciegas como los diferentes tipos de huecos existentes, ventanas a haces interiores o exteriores, terraza, entrantes, patios….

La elección de la madera tiene que ver con su tala controlada, su poco peso, importante en este caso para no sobrecargar el vuelo precisamente en punta y su estabilidad ante los cambios de temperatura. El clima de Orense es continental, con saltos térmicos que llegan a alcanzar los 40º de diferencia entre verano e invierno, al contrario que la franja atlántica de Galicia, con un contraste menos acusado. Al tiempo que le confiere la imagen final al edificio colabora en su acondicionamiento, al actuar como parasol tanto en la parte ciega como en los diferentes huecos. Se reduce de esta forma el aporte solar a todo el cerramiento y se genera un filtro ventilado. Los huecos en planta, y sobre todo el patio central, facilitan la generación de ventilaciones cruzadas, no solo entre fachadas sino también con el suelo, que permiten la reducción de consumo energético artificial en verano. La buena orientación de las aulas actúa a la inversa en invierno, al favorecer el aporte solar. La situación de la terraza resulta así mismo interesante, con la combinación del vuelo de la cubierta, la estructura de soporte de la celosía, que permite la instalación de toldos en verano, pero también de juegos infantiles colgados y la propia celosía, con su contraste de luces y sombras. La parte inferior se protege con una barandilla de vidrio para evitar los peligros del posible contacto de los niños con un cerramiento de madera colocado en bruto, sin cepillar.

Se eligen los acabados en tonos verdes, color asociado con el relax, pero también con el parque en que nos encontramos. El arbolado seleccionado colabora con esta sensación. Un ejemplar por patio, esbeltos todos ellos, asomando sus copas por la cubierta. La sensación, a tres metros de altura, se asemeja a la que describíamos al inicio de la memoria, de juego entre los árboles. De hoja caduca, para reflejar el paso de las estaciones. La posición de alguno de ellos colabora también en la reducción del soleamiento directo. Se completa con otras especies la teórica parcela, sin solución de continuidad con el resto del parque.

El planteamiento energético propone soluciones más relacionadas con la tradición local que con las ayudas tecnológicas. La escuela se separa del terreno, como los hórreos gallegos, permitiendo la circulación de aire por la parte inferior, al tiempo que genera un espacio en sombra susceptible de utilizarse en las épocas más calurosas. La apertura de patios interiores favorece así mismo la ventilación de las dependencias centrales de apoyo. Al estar la construcción separada del terreno nos podemos permitir la continuidad del aislamiento, con la consiguiente reducción de puentes térmicos. La celosía perimetral de madera reduce el impacto solar directo en fachada, tanto en las partes ciegas como en el balcón orientado a sur. En este caso, así como en los patios este y oeste, el arbolado de hoja caduca colabora en la diferente incidencia solar en verano o invierno. Las aguas residuales se conducen a la central de reciclaje del campus, situada a escasos veinte metros y, como no podía ser de otra manera, en una ciudad famosa por sus aguas termales, se utiliza la energía geotérmica para el acondicionamiento invernal.

Web do estudio:www.abaloalonso.es